Primera mitad del siglo XIX. Romanticismo. Nacimiento de la zapatilla de punta.
A medida que la danza progresaba en el siglo XIX, el énfasis en la habilidad técnica aumentó, al igual que el deseo de bailar en punta sin la ayuda de los cables. Con la llegada de la época del romanticismo en el arte aparecieron nuevas protagonistas en el ballet: hadas fantasmas y otros personajes fantásticos. Este cambio hizo que las bailarinas tuvieran que transformarse en personas inmateriales y etéreas. Por primera vez aparecen nuevos vestuarios: faldas ligeras llamadas tutús románticos y las primeras zapatillas de punta. Para expresar las características de los nuevos personajes algunas bailarinas empezaron a bailar sobre los dedos de los pies.
No se puede definir exactamente cuándo fue la primera vez que se utilizó la técnica de puntas, pero hay un registro que Mari Taglioni bailó por primera vez La Sylphide en puntas en 1832. Sus zapatos no eran más que zapatillas de satén modificados; las suelas estaban hechas de cuero, y los lados y la parte de los dedos estaban doblados para ayudar a los zapatos a mantener su forma. Debido a que los zapatos de este período no tenían soporte, las bailarinas rellenaban la parte de los dedos de los pies con algodón para tener mayor comodidad y se apoyaban en la fuerza de sus pies y tobillos. Con estas zapatillas no se podía hacer ni giros ni saltos, pero a las poses les daba una imagen muy elegante y original. Mari Taglioni impresionó a sus contemporáneos con esas poses elegantes y la posibilidad de estar parada sobre los dedos durante mucho tiempo.
Con Mari Taglioni inició la época del desarrollo de la técnica de puntas y también de las zapatillas. Pronto las bailarinas como Fanny Elsler y Sofia Fuoco presentaron nuevos pasos y movimientos de la técnica de puntas. El desarrollo de la técnica y el vestuario en este periodo unió a los bailarines de toda Europa y fortaleció el arte escénico de ballet que se transformó en uno de los más populares. Las zapatillas de punta hicieron posible que las bailarinas lograran impresionar con movimientos ligeros y sutiles.
Entre las bailarinas más importantes de esta época se puede mencionar a Carlotta Grisi, primera protagonista del ballet Giselle. Con su baile mostró los nuevos pasos en puntas que fascinaron a los admiradores de la danza clásica en toda Europa.
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