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El ballet: un arte mudo pero no sordo, la expresión corporal y la música

“¡El ballet es un arte mudo, pero no es un arte sordo!” - así me gritó mi maestra de ballet cuando una y otra vez perdía el ritmo y adelantaba el tempo del ejercicio.

¿Estas sordo?” - cuantas veces escuche esta frase.

“¡Escucha la música. El ritmo. Y, uno, y, dos!”

“¡Tienes que bailar con la música!”

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Y después cuando yo empecé a impartir clases le repetía a mis alumnos:

“¡Chicos, la música existe!”

“¿Lo puedes hacer con el ritmo y tempo de la música?”

“¿Para quién es la música?”

etc…


El ballet, esa forma de expresión artística que combina la gracia del movimiento con la emotividad de la música, ha cautivado a audiencias de todo el mundo durante siglos. Desde sus inicios el ballet ha evolucionado hasta convertirse en una disciplina que transmite historias y emociones sin necesidad de palabras. A menudo se le describe como un arte mudo, pero esto no significa que carezca de sonido. En este blog, exploraremos el fascinante mundo del ballet y cómo logra comunicarse a través del movimiento y la música.

El ballet como arte mudo, pero con gran capacidad de la expresión corporal

El ballet se caracteriza por su capacidad para contar historias y transmitir emociones sin recurrir al lenguaje verbal. A diferencia del teatro, donde los actores utilizan palabras para comunicar sus sentimientos y pensamientos, los bailarines se expresan a través de su cuerpo y de la danza. Los movimientos fluidos, los gestos precisos y la expresividad facial son las herramientas principales que utilizan los bailarines para comunicar la trama y las emociones de una obra.

En el ballet, cada movimiento tiene un significado y una intención. Desde un simple gesto de las manos hasta un salto acrobático, todo contribuye a la narrativa y al desarrollo de los personajes. La técnica y la disciplina son fundamentales para transmitir la fluidez y la gracia que caracterizan al ballet, pero también es necesario añadir una dosis de emotividad y expresión personal.

Los bailarines dedican años de entrenamiento y perfeccionamiento de su técnica para ser capaces de transmitir emociones de manera eficiente a través de su cuerpo. La postura, la colocación de los brazos, el movimiento de los pies y el porte general son elementos que se combinan para crear una expresión única en cada bailarín. Es este lenguaje corporal el que permite al ballet comunicarse sin necesidad de palabras.

La música como lenguaje del ballet

Si bien el ballet se considera un arte mudo en términos de ausencia de diálogos hablados, no podemos olvidar la importancia de la música en esta forma de expresión. La música acompaña cada movimiento y proporciona una guía emocional para los bailarines y la audiencia. Los pasos, los giros y los saltos se sincronizan con la melodía y el ritmo, creando una armonía entre el movimiento y el sonido.

La elección de la música en el ballet es crucial, ya que establece el tono y la atmósfera de la obra. Desde composiciones clásicas hasta partituras contemporáneas, la música desempeña un papel fundamental en la narración y la evocación de emociones. Cada nota, cada acorde, es interpretado por los bailarines a través de su danza, enriqueciendo así la experiencia artística.


El ballet es un arte mudo en el sentido de que no utiliza palabras para transmitir su mensaje, pero está lejos de ser un arte sordo. A través de la expresión corporal y la música, los bailarines logran comunicar historias y emociones de una manera profundamente conmovedora. Cada movimiento es una pincelada en el lienzo en blanco del escenario, y cada nota musical es el hilo invisible que conecta a los bailarines con el público.

La próxima vez que tengas la oportunidad de presenciar una actuación de ballet, presta atención a la magia que se despliega sobre el escenario. Verás cómo el arte mudo cobra vida a través del lenguaje del cuerpo y la música, creando una experiencia única y emocionante que trasciende las barreras lingüísticas. El ballet es un recordatorio poderoso de que la belleza y la emoción pueden expresarse de muchas formas diferentes, incluso sin palabras.

Entonces para formar a los bailarines es sumamente importante cuidar el acompañamiento musical que utilizamos en clases. De acuerdo a mi experiencia como maestro de danza clásica, el material musical para las clases desempeña un papel muy importante. La música bien seleccionada ayuda a desarrollar el oído musical y la musicalidad de los alumnos. Por esta razón, para mis cursos originales selecciono la música específicamente para cada ejercicio y según el nivel de los alumnos. Y como lo confirma la practica, sí funciona. Así que mi recomendación principal es prestar más atención al material musical para la clase sobre todo si el maestro trabaja con las grabaciones.

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Y por ultimo, me gustaría que lean mi articulo sobre la danza de sordos. Para mí fue una gran experiencia y descubrimiento. Haz clic para leerlo:


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